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Emoticon Society, La Columna de Citadini

Para que se establezca en un país la emoticon society es preciso que las personas tengan un dispositivo celular. Por este medio los planificadores de la sociedad emoticona comienzan a contar la historia. A través de las redes sociales se llama a despertar y luchar por la justicia social. Si bien los mensajes son para toda la población, lo importante para ellos es que llegue a todos los jóvenes. El cerebro de los jóvenes idealistas libera dopamina cuando los contenidos de las redes sociales apelan a la emocionalidad que los interpreta. Los adolescentes y jóvenes de los países aptos para instaurar la emoticon society son seres que han perdido el sentido de lo trascendente, y como este sentido no desaparece, sino que permanece latente en nosotros, los jóvenes lo han transferido a su teléfono celular.

Ellos pasan muchas horas pendientes de sus artefactos. Entonces en un principio creen todo lo que las redes sociales les informan. Los planificadores comienzan a decirles que hay que salir a las calles a marchar para desterrar las injusticias del sistema. Cuando salen 1,2 millones de personas a las calles, los planificadores se sienten satisfechos y estiman necesario continuar el proceso para lograr la sociedad emoticona total. El primer paso es el empobrecimiento del lenguaje.

Por decreto se suprime el alfabeto en los dispositivos electrónicos y se aumenta al doble los emoticones. Solo se permite dos símbolos con letras: ctm, y pc. Entonces la comunicación se transforma en una comunicación casi 100% emocional. Me temo que debo decir en este punto que la emoticon society es una sociedad totalitaria y para lograrla es preciso incluir la violencia y la creación de la policía emoticona del pensamiento. Por estos motivos se destruyen templos, estatuas de figuras históricas, negocios, semáforos; se saquea a discreción, pero todo por el bien supremo de la emoticon society. Las bancas de las plazas y los neumáticos de los autos sirven para formar barricadas, en este caso el derecho a descansar y a vivir en un ambiente libre de contaminación se deroga.


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Las radioemisoras y los canales de televisión son los más contentos con la emoticon society, porque ellos apelan justamente a las emociones; para usar la expresión de una poetiza discípula de Parra, “la pican finita”. También la libertad de expresión se limita a lo estrictamente emocional; por ejemplo, si alguien dice, “el país se está destruyendo a sí mismo”, o si un hombre humilde dice, “nunca en mi vida vi tanta gente equivocada”, de inmediato llegan agentes de la policía emoticona del pensamiento y los censuran. Esta policía puede cortar los caminos y exigir peajes emoticones a los conductores; les puede decir, “ustedes para continuar su viaje deben bailar, cantar, reír, llorar, gritar o meter ruido, y si lo hacen pueden continuar su desplazamiento”.

El último paso del cuento de los planificadores es el establecimiento por parte de personas emoticonamente correctas de la Asamblea Constituyente Emoticona. Asamblea que normará de ahí en adelante toda la vida de la sociedad emoticona.

Muchachos y muchachas

Queridos muchachos y muchachas, yo creo que este cuento que les han contado se parece mucho al cuento del lobo. ¿Lo conocen? Dice más o menos así. “Juguemos en las calles mientras que el lobo no está, ¿lobo está? Les dejo la tarea para que conozcan el final.

Queridos jóvenes,  no pierdan la capacidad crítica y de auto-crítica. No dejen que los gurúes y clarividentes les digan cómo es la vida: vívanla y saquen sus propias conclusiones. No vean enemigos donde no los hay. Busquen en su ser interno, la verdadera revolución está ahí. Sean rigurosos con ustedes mismos. Ninguna normativa les garantizará la alegría y la libertad. Como dijo un escritor francés, “lo único que tenemos es nuestro cuerpo y nuestra capacidad de aprender”. Lean menos twits y más libros, “busquen el reino de los cielos”, (es una metáfora), lo demás vendrá por añadidura.  “Nunca con la violencia se conquistó el cielo”, así dijo un gran poeta.


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