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¿Su hijo rinde la PSU? Siga estos consejos para no aumentar su ansiedad ni presionarlo en los días previos

A pocos días de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), no solo los jóvenes comienzan a sentir cómo el nerviosismo crece frente a la proximidad de este examen. Muchas veces sus padres caen presa de la misma ansiedad, al punto de convertirse en un elemento estresor que puede terminar aumentando la ansiedad de sus hijos y, como consecuencia, afectando negativamente su rendimiento. ¿Qué hacer para no presionar a los hijos en este hito de su vida educacional? Sandra Catalán, directora de la Escuela de Educación de Universidad Santo Tomás Viña del Mar, entrega algunos consejos.

Según señala, lo primero que se debe entender es que esta semana “es el resultado de un largo proceso que se inició cuando los niños ingresaron a la educación parvularia. Entonces, los papás deben confiar en la crianza que le dieron a sus hijos y en las herramientas que recibieron de su establecimiento educacional. Además, tienen que entender que los jóvenes se están convirtiendo en adultos que deben tomar sus propias decisiones y una de ellas es definir qué van a estudiar”.

En ese sentido, agrega que “los padres deben entender que la PSU no es la única ni la última posibilidad que tiene el estudiante de progresar. En nuestro país existen muchas opciones, la educación terciaria es mucho más amplia que la universidad, existen centros de formación técnica, institutos profesionales, las Fuerzas Armadas, etcétera”.

Sandra Catalán señala que, en esta semana, no es conveniente hablar con los hijos sobre su vocación ni mucho menos discutir sobre las consecuencias de un resultado negativo. “El consejo es que el adulto le demuestre con acciones concretas que él confía en lo que su hijo va a poder rendir. Hay que evitar demostrar con el lenguaje nuestras propias ansiedades, este es el peor momento para pedirle a un hijo que se proyecte, que piense qué va a hacer si le va mal”.

Entonces, ¿qué postura deben asumir los padres? Simple: mantener la rutina habitual, realizando pequeñas concesiones. “Es natural que el joven esté más irritable estos días, así que hay que evitar las discusiones. Si no ordena su cuarto o no quiere tomar desayuno temprano, por ejemplo, no es el momento de pelear por eso”, sostiene. La también educadora diferencial añade que lo ideal es acompañar al hijo en este proceso, pero siendo práctico, “es decir, recordarle que debe tener todos los implementos necesarios a mano, que es bueno calcular cuánto se va a demorar en llegar al local de rendición, que tengan esos factores bajo control. También es positivo ayudarlos a mantener una rutina saludable, evitar el carrete o la comida chatarra en los días previos”.

“No los obliguemos a seguir estudiando o repasando materias, tampoco los hagamos pensar en lo que ya no hicieron o en las notas que se sacaron. Es mejor evitar las preguntas obsesivas y tratar de no variar las rutinas familiares. Si uno como papá nunca les preguntó sobre su vocación, éste ya no es el momento. Tampoco deben proyectarse mucho porque las decisiones que deban tomar dependerán del puntaje que obtengan en la PSU, entonces no vale la pena que piensen ahora en el futuro. Lo mejor es ayudarlos a que se distraigan un poco, porque lo que aprendieron no se les va a olvidar”, señala.

Y aunque insiste en que se debe restar dramatismo a la PSU, Sandra Catalán es categórica en señalar que un “año sabático” después de egresar de la Enseñanza Media es mala idea: “Si la opción va a ser ir a un preuniversitario por las tardes y repasar en la mañana, lo que en realidad va a pasar es que se van a levantar tarde, van a estudiar muy poco y van a perder el ritmo de estudios que después les va a costar retomar. Si el ‘año sabático’ es sinónimo de estar tirado en la cama, obviamente no es aconsejable”.

Sandra Catalán, directora de la Escuela de Educación de Universidad Santo Tomás Viña del Mar, señala que ya no es el momento de hablar sobre su vocación o discutir sobre las consecuencias que tendría un resultado negativo en el examen.

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