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Otro Chile más solidario es posible

Desmilitarización ahora y nunca más soldados en las calles, sólo para elecciones democráticas de alcaldes el próximo año, otro Chile más solidario es posible.

Cambio de Gabinete e evitación del nepotismo, lo cual se traduce en reparto de cargos entre amigos (Patrulla juvenil de los Chicago Boys) conocidos, para que todo siga igual.

¿Cómo canalizar las demandas sociales? Reconstruir confianza lúcida en todos los ciudadanos con la clase política. Retomar y generar diálogos barriales y vecinales.

Apoyo de los Bancos a las Pymes principalmente en la entrega de recursos, acceso a nuevos proyectos y emprendimientos.

Libertad para retirar un porcentaje de la AFP, no sólo en situaciones catastróficas.

Banda de precios en los remedios, penalizando fuertemente las colusiones.

Cambio gradual de la Constitución política, con la convicción plena de que sí es posible hacerlo en el tiempo.


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La violencia se produce muchísimo por la desigualdad social, el abuso excesivo en los cobros de luz eléctrica (más paneles solares para los sectores vulnerables), agua (desprivatizar y nacionalizar el oro blanco), que nunca suba la marraqueta y distribuir en forma más equitativa la entrega económica en Santiago, olvidando la realidad precaria que viven algunas Municipalidades en regiones.

Las democracias también se evalúan por el trato que se les da a los niños y a personas de la tercera edad.

Muchas de las fórmulas económicas y sociales ideadas por los teóricos neoliberales a lo largo de los años 40 y 50 fueron aplicadas por primera vez en Chile y luego, desde aquí, predicadas y aplicadas con diversos grados de autoritarismo prácticamente en todos los países del mundo desde los años 80 hasta hoy.

Esto hace que Chile, un país de escasa población, con una economía relativamente menor a pesar de sus enormes riquezas naturales, se haya convertido en un verdadero modelo para la nueva derecha a nivel mundial.

Un modelo protegido por los grandes poderes mundiales de las oscilaciones más irresponsables del capital financiero y protegido también por una eficiente clase política de las tentaciones de convertir sus avances en provecho populista.

Un país cuyo “éxito” económico es usado para disciplinar a los trabajadores en todo el mundo en torno a las políticas capitalistas más depredadoras.

Políticas cuyas “bondades” son repetidas hasta el cansancio, como “verdades evidentes” y dogmas doctrinarios por las grandes cadenas de medios de comunicación a nivel mundial (Aquí hay una responsabilidad grosera de los medios de comunicación de masas).

“Verdades” y “evidencias” que apuntan sobre todo contra los peligros que representaría el Estado interventor, contra la “irresponsabilidad” contenida en cualquier política que busque asegurar derechos económicos y sociales básicos.

Que el tan cacareado “éxito” de este modelo en Chile sólo encubre una enorme catástrofe social para los más amplios sectores del pueblo chileno, y un modo depredación y saqueo de sus riquezas, es algo que se ha mostrado, con cifras impresionantes.

La primera fase del modelo neoliberal, la privatización de los activos del Estado y la reducción del gasto estatal, es la que ha sido mejor estudiada y documentada.

Es también la que sus propios gestores publicitan más a menudo, atribuyéndole toda clase de efectos “ordenadores”, “disciplinantes”, del caos en que los Estados habrían sumido a las economías modernas.

Es la segunda fase, en que Chile es nuevamente un modelo ejemplar, la que hoy en día es urgente analizar y criticar pues es la que está presente en casi todas las “salidas” que se ofrecen a nivel mundial para los efectos de la crisis financiera que se arrastra desde 2008.

Es la que es necesario exponer y denunciar sobre todo para dejar al descubierto uno de los principales mitos de la crítica anti neoliberal imperante: el modelo neoliberal NO fue impuesto, ni fue hecho eficaz y viable, a partir y a través de dictaduras militares.

Su verdadera eficacia y profundidad ha sido implementada progresivamente a través de gobiernos civiles, por medios “democráticos”, y por coaliciones políticas que proclaman ser de “centro izquierda”.

El shock neoliberal está relacionado básicamente con cuatro cuestiones: las políticas de precarización del empleo y el debilitamiento de los derechos laborales; las políticas de privatización de las ramas de la producción en manos del Estado; una política general de desnacionalización de los recursos naturales: una política general de liberalización del comercio mundial, de apertura arancelaria, congruente con las nuevas formas de organización industrial distribuida a nivel mundial.

Otro Chile más solidario es posible, Helmut Kauffmann Chivano Dr. en Teología-Magíster en Liderazgo Pedagógico

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