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Posverdad, fake news y otras yerbas, Segunda Parte

En la India últimamente se han producido alrededor de 30 asesinatos debido a las noticias falsas que aparecen en las redes sociales. Un padre lloraba la muerte de su hijo. El joven y su amigo llegaron a una región donde se había esparcido la noticia que vendría gente enemiga a pelear con ellos. Los jóvenes no conocían la lengua de la región y no pudieron explicarles que no eran sus enemigos. Una turba se abalanzó sobre  ellos. Quemaron su auto y los mataron brutalmente. El padre decía: “ni a Jesucristo lo mataron tan despiadadamente”.

El connotado  José María Navasal confesaba en una de sus apariciones televisivas que  los periodistas cuando se veían en dificultades con respecto a los conocimientos de un tema se “carrileaban” disimuladamente para salir del paso. Hoy por hoy, parece que los carrileros se han propagado velozmente.  Pululan con preferencia en las radioemisoras del país. Allí aparecen gurúes de buhardilla, falsos profetas, políticos rifleros,  cazadores al paradero, y otras especies afines.

Hace unas semanas uno de estos “opinólogos” de taca-taca decía que desde un punto de vista periodístico el caso Frei Montalva había sido un asesinato. Yo salté más atrás que condorito, exigiendo una explicación. ¿Y desde el punto de vista futbolístico y culinario, también fue un asesinato? Otro, comenzó a relatar detalladamente el caso. Habló del veneno que le habían inoculado, cómo ese veneno fue lentamente afectando su sistema inmunológico hasta que el expresidente murió.  Me imagino que el hombre trabajaba en la clínica Santa María al momento del deceso. Luego explicó las brutalidades que hicieron con el cadáver, vertió más sangre que en el más descarnado episodio de Los Vikingos. Sí así fue la cosa, uno podría pensar, “los amiguitos que operaron al presidente”. Bueno, me imagino que este señor entregó toda esa información al juez Madrid para ayudarle a resolver el caso.

En relación al caso Frei Montalva, también se acusó al doctor Castillo de ocultar información con respecto a la autopsia. Y la verdad es que él nunca ocultó información, sólo hizo lo que los protocolos decían, entregar información a la familia y a los tribunales, a nadie más. Como afirmó el doctor Gonzalo Grebe, exdecano de la Facultad de Medicina de la PUC, “El doctor Luis Castillo no fue un encubridor y jamás negó a la familia la entrega de los informes histopatológicos de las muestras tomadas al expreseidente Frei Montalva”. A partir de un precepto falso lo acusaron de anti ético y de inmoral. Por Dios.

Mi última defensa de las causas perdidas va para el exministro Mauricio Rojas. Es cierto que el hombre se equivocó en su juicio al Museo de la Memoria. El Museo muestra lo que sucedió en esos tiempos, no me parece un montaje como dijo él. Fue una apreciación subjetiva. Pero todos tenemos diferentes percepciones de lo objetivo que emanan de nuestra propia subjetividad. Otra cosa sería que él hubiese avalado las violaciones a los derechos humanos, cosa totalmente improbable para una persona que militó justamente en el lado de las víctimas. Parece que los conversos y los apóstatas son los más detestados por los dogmáticos. Hay tipos que han dicho y hecho cosas muchísimo peores y reciben puntalmente el generoso sueldo de Luis XIV. Rojas parecía un buen hombre, culto, inteligente, y con experiencia política en un país que nos gusta tener como referente. Creo que no lo hubiera hecho mal como ministro.

Bueno no vayan a creer que Citadini es un neoliberal-neofascista, en el próximo artículo le tiraremos unas flechas al capitalismo algorítmico.

La Columna de Citadini

 

 

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