Ambientalistos es la tribu de seudos ambientalista que comenzó a denunciar y/o querellarse por causas ambientales, supuestamente en defensa de las comunidades, pero luego se sientan a negociar y lo hacen solo para sus intereses.
Intereses normalmente personales, poco comunitarios, ni menos generales, sino con la única finalidad de rentabilizar sus negocios particulares, en desmedro de lo colectivo, a costa de demandas o denuncias en diferentes organizaciones sean del poder ejecutivo o judicial
Donde por avenimiento suscriben jugosos convenios, como ya sucedió en el pasado cercano, entre importante minera de la zona y prestigiosos empresarios
Convenios que en la actualidad ya están siendo cuestionados, pero bueno en otra oportunidad profundizaremos en este tema.
Denuncian robo de agua, contaminación de la misma, que no se pueden instalar nuevas empresas en la zona, defendiendo un u otro animal, arboles etc, etc, hasta cuando llega el momento donde las magistraturas llaman a conciliación, y ahí aparecen los representantes del pueblo “los ambientalistos” que por conocer las normas y el actuar de todos en otros sectores del país como lo que sucede en Quintero, donde en septiembre hubo una fallida conciliación que implicaba obras, por más de 13.000 millones y los ambientalistos la rechazaron, porque dejaba poco para ellos y mucho para la comuna.
Como hemos sido testigo en las ultimas semanas, que se han realizado una batería de demandas, solicitudes de supervisión con la finalidad que estos organismos presiones a las empresas y estas estén obligadas a llegar acuerdo.
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Por otro lado, parlamentarios les solicitan a otros organismos que fiscalicen y se olvidan que el primer mandato que tienen los parlamentarios es la fiscalización y por la tanto comienzan las preguntas, ¿porque no lo hacen ellos?, porque no pedir que las instituciones expliquen en la cámara de diputados que se ha hecho, pero no, con su actuar ayudan a los ambientalistos a cumplir los objetivos propuestos logrando sentarse a negociar, como ya paso en Aconcagua.
Javier Vidal
