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El movimiento de pobladores en la ciudad de Los Andes: el caso de los primeros pobladores del campamento “Patria Nueva”, 1973 – 1977 .

La situación de la escases de vivienda durante los 60 y 70 formaba parte de los agudos problemas sociales de nuestro país, y, en nuestra ciudad, donde el 10 % de la población vivía de forma precaria, las tomas de terreno y los campamentos se definieron como parte de las dinámicas de los sectores populares en la búsqueda de soluciones al problema habitacional.  La historia del campamento Patria Nueva se erige como parte representativa de estos procesos en la voz y memoria de quienes lo habitaron.

La toma de las Juntas

Al noroeste de la ciudad de Los Andes se gestó la organización previa del campamento Patria Nueva, en la zona de Las Juntas, en lo que hoy corresponde a un sector de la Población Ambrosio O’Higgins. Allí, familias, que en su mayoría vivieron de allegados en casa de sus padres y con aspiraciones de obtener vivienda propia, llevaron a cabo durante mayo de 1973 una toma de sitio en este sector, que para algunas se prolongó hasta mediados de 1974, antecediendo y configurando las dinámicas que se presentaron en el posterior levantamiento del campamento.

Respecto a los antecedentes que configuran la toma de Las Juntas, gran parte de los relatos coinciden en que la condición social y de habitación en la que se encontraban sumidos quienes formaron parte de este movimiento se erige como principal aspecto motivacional. Vivir de allegados, arrendar cuartos pequeños y encontrarse hacinados, fueron parte de las dinámicas familiares que representan dicho estado, experiencias habitacionales que confluyen y que resultan gravitantes dentro del proceso.

Juan, trabajador de la maestranza en ferrocarriles durante este periodo y quien perteneció al grupo de pobladores que inicialmente organizó la toma de terreno, afirma que esta tuvo dos características centrales; fue de participación mayormente masculina (en su organización y protección del espacio) y de carácter no masivo, cautelosa, ejecutándose pasivamente con un número menor de pobladores que iría aumentando con el paso de las horas y los días.

Sobre la planificación previa, Flor, una de las pobladoras que se integró a la toma desde sus inicios, señala que la coordinación se remitió a la elaboración de estrategias definidas “para tener a las personas y para avisar el minuto de”, siendo “los hermanos Rus los que empezaron a contactar gente, matrimonios” para su ejecución. Sin mayores detalles de ello señala: “No sé si ellos tenían alguna asamblea, un grupo de gente que los apoyara. Yo no sé si sacaron estos permisos que sacan cuando uno tiene o quiere armar un organismo, no sé si eso estaba notariado, no sé cómo fue eso. Pero yo sabía desde antes de casarme…que se iban a tomar un terreno”.

Manuel, ex trabajador de la aduana y parte del grupo que se integra en los días siguientes a la toma de terreno, recuerda sobre su incorporación que “iba un día pasando hasta abajo y me llamó la atención y pasé a preguntar qué pasaba, me dijeron ¡nos tomamos un terreno porque queremos que nos solucionen el problema de vivienda, no tenemos dónde vivir!”… “¿Puedo venir?” preguntó el mismo Manuel.

En base a dichos aspectos, la toma fue una acción de ocupación que se llevó a cabo “como a las dos y media de la mañana por un pequeño grupo de familias” , matrimonios jóvenes  que, con “carpas improvisadas” hechas “de nylon y frazadas”, se instaló en un terreno de dependencia municipal con el objetivo “marcar presencia” y presionar a las autoridades para que, en el sector tomado, fueran construidas las viviendas solicitadas. Patria Nueva

En cuanto a la exactitud de las fechas y la cantidad de familias participantes los relatos varían, aunque con cierta claridad se identifican quienes fueron los organizadores y primeros en instalarse. Con respecto al total de familias, los números que se levantan van entre 35, 40 a 80, siendo las primeras opciones las más probables, dadas las reducidas dimensiones del espacio en que se ubicaron. Sobre ello, Juan afirma que en un inicio se tomó el terreno junto a tres personas y que, horas más tarde, este número aumentó, recordando que “después, como a las nueve y media… ya no éramos tres ya pos, a las 10 de la mañana éramos 40 casas”.

La respuesta de las autoridades frente a la toma no tardó, pues “como a las nueve o nueve y media llegó el señor gobernador que era don Vital Ahumada y la visitadora de la gobernación [ofreciendo] mediaguas con tal de venirnos al terreno” en el que se levantaría el campamento Patria Nueva, iniciándose una etapa acuerdos que darán inicio al desalojo y posterior traslado a las nuevas mediagua.

 

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Independiente de los distintos tiempos que las familias permanecieron en el terreno tomado, las experiencias de vida definidas a partir de los relatos coinciden en que estas se llevaron a cabo bajo condiciones de extrema precariedad, por lo que, para ello, habitaron el lugar organizándose en turnos, permitiendo que mujeres y niños pasaran parte del tiempo en casa de familiares, evitando así las condiciones extremas del invierno y la falta de servicios básicos.

Sobre esto, Lucia, quien vivía de allegada en casa de sus padres, recuerda que “los hombres se quedaban a cuidar y en la noche y nosotras nos íbamos a nuestras casas, de nuestros papás”, considerando también que en el terreno tomado “no había baño, no había nada. Ahí había que estar no más, había que ir a la casa a almorzar y después volver”.      Patria Nueva            

Dicha modalidad fue constante durante el tiempo en que duró la ocupación y permitió, también, que la permanente presencia ayudara a impedir el desalojo, problema regular según los pobladores, pues “nos tenían amenazados, la policía pasaba encima, pero con el solo hecho de que había una bandera no podían proceder contra nosotros. Pero siempre tuvimos problemas”.

Sin embargo, como consecuencia de los fines públicos dados al terreno tomado -en el que se levantaría una plaza de juegos infantiles se les ofreció a las familias ser trasladadas a un campamento de tránsito en el sector sur de la ciudad, gestiones llevadas a cabo entre la directiva y funcionarios del gobierno municipal. Gran parte de los relatos coinciden en que previo al traslado se “identificaron a las familias pertenecientes a la toma, sus integrantes y se les asignaron sus futuras mediagua”, iniciándose así, “a la mala o en camiones” el traslado de sus enseres al nuevo terreno. Patria Nueva

 

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