Aconcagua al Día
La verdad a diario

- Publicidad -

- Publicidad -

Heinrich Böll

Heinrich Böll hijo de un carpintero-escultor y de una madre proveniente de una familia campesina, este escritor nace el 21 de diciembre de 1917, en la ciudad de Colonia y fallece el año 1985 en Langenbroich (Alemania).

En Colonia el joven Böll vive una vida segura, sencilla y lo bastante feliz como para darse el tiempo de aprender a leer y a escribir con verdadero placer. Además de interesarse, por ejemplo, en la literatura, pintura y arquitectura. Sin embargo, como todo adolescente, el futuro escritor en más de alguna ocasión hizo la cimarra. Todo bien hasta que llega, como golpe de hielo o acaso de fuego -para el fin da lo mismo- la época nazi y sus fatales consecuencias familiares. Es el año 1933 y la propiedad les es arrebatada por los nazis y deben huir como sombras a territorios y lugares que los acojan y puedan seguir el camino que les ha sido señalado.

Pero Colonia será su eterna compañera en las rutas mentales de su creación literaria. En efecto, si leemos algunas de sus obras, nos daremos cuenta que aquella ciudad es el escenario gris de tantas injusticias y sufrimientos que se tejen de su pluma, la que, de un día para otro y no sin esfuerzo, lo llevaría al más alto vuelo que un escritor pueda llegar; ni nada más ni nada menos que al Premio Nobel de Literatura (año 1972). Según el jurado “este escritor ha contribuido a la renovación de la literatura alemana… mediante una combinación de amplia perspectiva en su propio tiempo y fina sensibilidad en la caracterización”.

Se sabe y se entiende que el premio Nobel comprende -a parte de destacarse en su disciplina- el desarrollo humano del candidato: sensibilidad, justicia, conciencia social y denuncia ante el sufrimiento de quienes nos rodean, son acaso algunos de los conceptos que se manejan dentro de los criterios de evaluación cuando un postulante al Nobel deambula por entre los escritorios de la Academia sueca. Bajo esa primicia, Heinrich Böll cumple con sobras ese requisito.

Sin ir más lejos, el año 1939, el joven escritor es enrolado para la guerra. Ahora debe combatir en destacamentos de infantería, en distintos frentes, hasta el año 1945. Luego es apresado por Estados Unidos y al cabo de un breve periodo de tiempo es liberado. Así las cosas, su conciencia creativa absorbe el paisaje humano como un poema triste y desolador: hambruna, escasez, mercado negro, destrucción, ruina, enfermedades, muerte. Más aún, a decir de Lillian Cam “los antivalores de un país enfrentado a su condición de derrotado, tras haber vivido el experimento nacionalsocialista”. Y fue, precisamente, el nacionalsocialismo lo que comenzó a criticar a través de sus primeros libretos radiales, cuando aún trabajaba como obrero para subsistir.

A partir de aquella situación -en la Alemania de la posguerra- sería considerado bajo el sello de “escritor izquierdista”. Y si revisamos gran parte de su obra, se nos aparece una y otra vez aquella voz que defiende a los más postergados de la sociedad, los verdaderos afectados por un sistema competitivo, frío e individualista. Llegando a considerar a su amada Alemania víctima “del consumismo de una sociedad americanizada”.

Y es efectivamente, lo que encontramos, por ejemplo, en su Nouvelle “El pan de los años mozos”. Intensa historia de amor que tuve la oportunidad de leer hace un par de años atrás (luego de descubrir su libro “Opiniones de un payaso”). En El pan de los años mozos se contraponen dos elementos vitales en la mayoría de sus argumentos novelescos: consumismo y hambruna. Veamos que dice Fendrich, el protagonista de la historia: “El hambre me enseñaba los precios. La idea del pan fresco se me metía estúpidamente en la cabeza y, a veces, por la noche, rondaba por la ciudad durante horas y sólo pensaba en una cosa: pan. Tenía los ojos ardientes, las rodillas débiles, y sentía que había en mí algo de lobo. Pan. Deseaba el pan como el morfinómano desea la morfina…”

Marco López Aballay                                                                                                              -Escritor-

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.