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¿Se les viene la noche a las AFP?

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Ya ni Piñera defiende que el sistema se mantenga como hoy y anunció que, si gana, entrarán nuevos actores, como cajas de compensación y aseguradoras, cuestionando incluso las ganancias de la industria. Guillier anunció que, si es Presidente, terminará con el ‘monopolio’ de las administradoras, dando un paso adicional al del Gobierno actual, que tramita en el Congreso un proyecto para instalar un pilar parcial de reparto paralelo al de capitalización. Las AFP parecen sin salida, pero en la interna aseguran que era vox populi que sería tema de campaña y, de hecho, no están seguros de que el abanderado oficialista sea menos benévolo para sus intereses.

No será hoy ni mañana, pero el futuro de las AFP definitivamente huele a peligro. Claves en el financiamiento de las grandes empresas en las últimas décadas, a las gestoras siempre se les ha considerado ‘too big to fail’  frente a los intentos de sacarlas del mapa.

Creadas por la dictadura en 1980, las AFP gestionan casi US$ 200 mil millones, equivalentes a casi el 80% del PIB chileno, y representativo de casi el 25% –junto con las aseguradoras– del capital de las principales compañías listadas en Bolsa.

Por eso, hasta hace poco la posibilidad de no verlas en el panorama previsional de los próximos años parecía inimaginable. Sin embargo, desde el conocimiento del informe de la Comisión Bravo en 2015, el camino para resistir las críticas se les puso cuesta arriba y en el futuro próximo nadie puede asegurar que subsistirán.

Más aun, porque el proyecto del Gobierno –que las AFP han criticado ácidamente– solo es el punto de partida de cambios que podrían modificar completamente la fisonomía del sistema de pensiones actual en los próximos años.

Alejandro Guillier, candidato presidencial de la Nueva Mayoría, ya anunció que profundizará lo que está haciendo el Gobierno, validando no solo la existencia del 5% de cotización adicional –con una parte destinada a cuentas individuales y otra a un fondo solidario– sino también apuntando definitivamente a, en el largo plazo, ir quitándoles el negocio a las AFP por la vía de permitir a los afiliados cambiarse al sistema público en construcción.

La línea de Guillier va más allá incluso. En los últimos días dijo que cualquier reforma al sistema de pensiones debería ser plebiscitada una vez que el proyecto sea aprobado en el Congreso, idea que provoca histeria en Sanhattan.

De hecho, el Ejecutivo volvió a quitar la urgencia al proyecto que crea el Consejo de Administración que gestionará el 5% de cotización adicional de cargo del empleador. Esto, en línea con la solicitud del candidato oficialista de dar más espacio a la discusión, considerando que es uno de los temas que el Frente Amplio puso como caballito de batalla para respaldarlo y, por ende, será tema en un eventual Gobierno. En realidad, la creación de Consejo exige algunos cuórums calificados y para ello el FA tendría que poner sus votos, lo que hoy no existe.

Lo cierto es que desde las AFP reconocen la incertidumbre, aunque recalcan que sabían que sería tema de campaña, lo que era uno de los principales temores de los dueños de las gestoras privadas a comienzos de año, pero que algunos creen que no aquilataron cuando iniciaron las duras críticas al Gobierno al momento de presentar su propuesta en agosto pasado.

El ambiente está tan pesado para las AFP, que surgieron propuestas de cambio desde el propio candidato de Chile Vamos, Sebastián Piñera, cuyo Gobierno defendió a la industria  cuando lideraba el Ministerio de Trabajo la actual alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei. De hecho el actual presidente de AFP Capital, Juan Carlos Jobet, es quien sucedió a Matthei en dicha cartera, y el presidente de la Asociación de AFP anterior al actual (Andrés Santa Cruz), Rodrigo Pérez Mackena, fue ministro de Vivienda también de Piñera.

Así, abanderado opositor dijo que, en un eventual Gobierno, incluirán a las cajas de compensación y compañías de seguro para meter más competencia al mercado. Incluso, también adelantó que planean iniciativas para reducir las ganancias y vincularlas de alguna forma al devenir de los fondos de pensiones de los afiliados que manejan las administradoras.

Aún más, Piñera anunció asimismo que incluirían la creación de una AFP estatal que permita competirles a las AFP, medida que es primera vez que el ex Presidente plantea, pues su sector siempre ha cuestionado esta idea nacida en el seno del Gobierno actual. Eso sí, según el relato que hace La Tercerase trata de un anuncio de Piñera que no es parte del programa y que no creen posible que se implemente.

Las propuestas de Sebastián Piñera –que según Guillier son más de lo mismo, pues las AFP “fracasaron”– podría no ser igual o más nociva para los intereses de la industria que, en paralelo, vive un proceso de recambio en la propiedad, luego de la entrada en esta de grandes grupos financieros extranjeros en los últimos años.

Esto, explica un alto directivo de la industria, porque si se permitiera a otros actores entrar a competir, tendría que abrirse o ampliarse el giro, lo cual podría generar una competencia amenazante para las seis AFP actuales.

Con todo, Piñera cerró la puerta a la posibilidad de permitir el ingreso de la banca al negocio de las AFP, puesto que –a su juicio– existen conflictos de interés, apuntando al mismo argumento que impidió que esta idea prosperara en 2008, cuando se hizo la reforma previsional aprobada por Bachelet.

De hecho, la idea de incluir a las Cajas de Compensación y compañías de seguro también podría enfrentar severas dificultades para concretarse. En Vida, uno de los mayores negocios es el de administrar rentas vitalicias, la modalidad de pensión más utilizada en el país. Y entre los cinco mayores actores del rubro, al menos tres pertenecen a accionistas controladores de una AFP.

Así, Metlife –el mayor actor del mercado– es propietaria de AFP Provida; Confuturo, controlado por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) a través de ILC, es prima hermana de AFP Habitat, donde la CChC es accionista junto al fondo norteamericano Prudential; y Sura, que es propietaria de la AFP Capital. El otro actor relevante en AFP, Cuprum, es propiedad de la estadounidense Principal, que maneja casi el 6% del mercado de las rentas vitalicias, estando entre los 10 mayores actores.

Este cruce abierto de intereses haría compleja la modificación planteada por Piñera. Y, en el caso de las cajas, como comenta un alto ejecutivo de un gestor de inversiones de tamaño mundial, también el escenario es borroso, dadas las dificultades de gestión financiera que se detectaron en algunas de ellas, como La Araucana.

Si el ganador es Guillier, en tanto, las AFP podrían salir del sistema en los próximos años, aunque no necesariamente en su Gobierno. Según explicó el jefe programático del candidato, el ex director de Relaciones Económicas Internacionales en el mandato de Ricardo Lagos, Osvaldo Rosales, la idea es que puedan definir, en un eventual Gobierno, que “al final de un período, cuando este nuevo sistema entre en régimen, las personas puedan optar por uno u otro, que fue lo que no tuvieron en 1981 cuando se creó el sistema”.

Es la señal más ruda que pudo dar Guillier en estos días previos al balotaje del 17 de diciembre próximo. Sabe que las AFP no son eliminables de un día para otro y cualquier señal de acelerar la idea incendiaría la relación con los empresarios innecesariamente ante una posible asunción en marzo próximo.

Y es que Guillier vive en el limbo. Necesita dar señales al Frente Amplio (FA), cuya ex candidata presidencial, Beatriz Sánchez, ya anunció en forma personal que votará por el abanderado oficialista para impedir que Piñera gane, aunque el bloque político –que tendrá 20 diputados y 1 senador desde marzo próximo– no ha dado su apoyo explícito, a la espera, entre otras cosas, de que Guillier se manifieste sobre las AFP.

El senador fue tajante en cuanto a que no las eliminarán, sino solo tomarán el camino de dar la posibilidad a la población de elegir, pero las señales de Guillier son en la línea del FA. “El sistema de AFP objetivamente ha sido un fracaso. Esto es parte de un gran engaño y por eso es absolutamente legítimo que por lo menos terminemos con el monopolio de las AFP y haya otro sistema alternativo. En una economía de mercado hay más opciones para los ciudadanos, solo en Chile no pasa eso”, dijo.

El ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, entró al debate y dijo recientemente a La Tercera que el sistema de reparto es pan para hoy y hambre para mañana, poniendo atajo a la idea de volver a un sistema de reparto como el que había antes de 1980, un golpe bajo al FA, aunque se trata de un sinceramiento que Guillier comparte. Sin embargo, al mismo tiempo, minimizó la dificultad que podría significar que las AFP dejarán de ser actor principal en la gestión de los fondos.

“Puede haber muchos agentes de inversión que compitan por sacar rentabilidad de los fondos. Quien recoge las cotizaciones es más bien transaccional y pudieran no necesitarse múltiples instituciones”, opinó.

En la misma línea, el ex ministro e integrante del equipo de Guillier, Sergio Bitar (PPD), reafirmó que no expropiarán los fondos de pensiones que manejan las AFP, sino solo dispondrán la posibilidad de que el ente público que está creando Bachelet, para manejar el 5% de cotización adicional, sea una alternativa a las AFP para que la gente las pueda elegir. Bitar ha estado dando señales al empresariado, intentando bajar los temores de los privados por la agenda reformista que parece traer el actual senador por Antofagasta.

Pese a eso, para las AFP son días de incertidumbre, viendo cómo el debate público, la agenda, siguen marcando puntos en contra de su existencia, en particular por el respaldo que el movimiento No+AFP recibe del Frente Amplio, agrupación que sería clave en el Congreso en un posible Gobierno de Guillier, a quien darían los votos para una medida más agresiva con las gestoras privadas. Lo que no haga Bachelet, lo hará Guillier y quizás más. Amplificado esto por las exigencias que ponga el FA en Valparaíso, la incertidumbre es total.

También las AFP son críticas del debate que se ha dado. Aseguran que no se ha puesto el tema de las pensiones en el centro y se ha focalizado la discusión en asuntos como las AFP, aun cuando eso no corrige el problema de fondo para elevar las jubilaciones.

El poder de las AFP

Cada año las AFP recaudan unos US$ 6 mil millones en cotizaciones. Adicionalmente, las comisiones que cobran suman cerca de US$ 1.000 millones y en promedio han obtenido ganancias cercanas a US$ 500 millones anuales en los últimos años. Esto les ha permitido obtener tasas de rentabilidad (ROE, sobre patrimonio) superiores al 25%, incluso mucho más altas que los bancos.

Y aunque en el encaje –exigencia a las gestoras de invertir de su propio patrimonio el equivalente al 1% de los fondos que administran en los mismos fondos donde invierten los ahorros de los trabajadores– radica el incentivo para alinear a las administradoras con sus afiliados, lo cierto es que no existe correlación entre las utilidades de las AFP y las ganancias de los fondos.

Esto, porque dos tercios de las ganancias de las AFP vienen dadas principalmente por las cotizaciones obligatorias  que recaudan cada mes. Porque, pese a que las últimas tres licitaciones de afiliados realizadas han permitido reducir las comisiones de los pertenecientes a Modelo y Planvital, los beneficios casi no se han extendido al resto, pues la población en general no se cambia de AFP.

De hecho, el informe de la Comisión Bravo recomendó que la licitación abarque no solo a los afiliados nuevos sino que también obligue a las AFP a disponer un porcentaje de su cartera y así verse forzadas a ofrecer comisiones más bajas. El problema es que Planvital ganó la última licitación ofreciendo 0,42% de comisión, lo que es visto en el mercado como algo ante lo cual es imposible competir.

Y esa AFP recién logró números azules en 2016 y marginales (poco más de 600 millones de pesos de ganancia), tanto así que intentó en tribunales revertir la orden de la Superintendencia de Pensiones de prohibirle reducir el número de oficinas, lo que la gestora veía como una medida para ajustar sus costos a sus nuevos y más bajos ingresos. Pese a eso, ni Bachelet se atrevió a avanzar en esa línea, aun cuando fue una propuesta transversal de la Comisión Bravo.

Las gestoras, por el casi 20% que representan en promedio de la propiedad de las grandes empresas, designan dos directores y tienen una influencia importante en la administración de las corporaciones. También poseen altos porcentajes de participación en la deuda de las compañías, lo que los hace socios claves para el crecimiento de las firmas que lideran el PIB local. Además, tienen grupos empresariales locales y de talla mundial con alta influencia en el poder político local.

El presidente de AFP Cuprum, la del Grupo Principal, Hugo Lavados, es DC e integrante del grupo de disidentes que lidera Mariana Aylwin, Progresistas con Progreso, y pese a que fue ministro de Economía de Bachelet en su primer Gobierno, ha criticado reiteradamente a esta administración, defendiendo los intereses de la compañía.

Esta AFP fue la abrió la polémica de los beneficios tributarios (goodwill) por más de $ 80 mil millones que obtuvieron con procedimientos declarados por Contraloría como ilegales. El caso se está discutiendo en la Corte de Apelaciones, tras la demanda de nulidad civil presentada por el aún diputado Fuad Chahin (también DC) y un grupo de abogados.

Habitat está controlada en un 40% por Prudencial y por la Cámara Chilena de la Construcción, el gremio con el mayor patrimonio del país, que superó hace años los US$ 1.000 millones y que controla isapres, clínicas, compañías de seguro, entre ellas, Confuturo. La AFP ha tenido un rol destacado en conflictos con grupos empresariales controladores de empresas donde participa como minoritario. Es normalmente la de mejor rendimiento en retornos para los fondos, pero ha sido también la que ha liderado las críticas al Gobierno. Su rol en la Asociación de AFP es clave y su presidente, Juan Benavides, se mueve con los grandes, como ex gerente general del grupo Falabella y ex presidente de Icare.

Provida es propiedad del grupo asegurador Metlife y, al igual que Cuprum, fue protagonista de los millonarios beneficios tributarios, casi el doble que Cuprum, que generó para la entidad norteamericana y que costó también la salida de Tamara Agnic de la Superintendencia de Pensiones el año pasado. En su mesa se sientan personajes de la talla del abogado Jorge Carey Tagle; Cristina Bitar, ex generalísima de Joaquín Lavín y dueña de la agencia Azerta; el ex ministro Osvaldo Puccio, socialista, hombre cercano a Julio Ponce Lerou, el polémico controlador indirecto de las sociedades Cascada que forman parte de la cadena de control de la minera SQM; y Jorge Marshall, PPD, ex consejero del Banco Central, quien fuera ministro de Economía de Patricio Aylwin y uno de los líderes de Expansiva, grupo de economistas liberales.

Capital es propiedad del grupo colombiano Sura e hizo noticia recientemente por una fiesta en un yate que realizaba junto a un equipo de vendedores en Cancún. Capital tiene claros vínculos con la derecha política. Su vicepresidente es Guillermo Arthur, quien presidió el gremio por décadas y que fue ministro del Trabajo de Pinochet, y el presidente es –como se señaló– el ex ministro del Trabajo de Piñera, Juan Carlos Jobet.

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